1. Limpia la nevera a fondo
El primer paso es asegurarte de que no hay comida en mal estado. Retira todos los alimentos y limpia los estantes, cajones y paredes de la nevera con una mezcla de agua y vinagre blanco. El vinagre es un desinfectante natural y ayuda a eliminar olores persistentes.
2. Usa bicarbonato de sodio
El bicarbonato de sodio es uno de los desodorantes más efectivos y económicos. Coloca un recipiente abierto con bicarbonato en el fondo de la nevera para que absorba los olores. Cambia el bicarbonato cada tres meses para mantener su eficacia.
3. Carbón activado: el eliminador de olores natural
El carbón activado también es excelente para absorber olores sin interferir con los alimentos. Solo necesitas colocar un pequeño recipiente con carbón activado en un rincón de la nevera, y en pocos días notarás la diferencia.
4. Lima y clavo: aromatiza naturalmente
Si prefieres un método que además deje un aroma fresco, parte una lima o un limón por la mitad y clava unos cuantos clavos de olor en la pulpa. Luego, coloca la fruta en la nevera. Este truco elimina los olores y añade un toque cítrico agradable.
5. Evita los malos olores en el futuro
Para prevenir futuros malos olores, guarda los alimentos en recipientes herméticos, especialmente aquellos con olores fuertes, como cebolla, ajo o quesos. También es recomendable revisar la nevera cada semana para asegurarte de que no haya productos que estén a punto de caducar.
6. Descongela tu nevera regularmente
Si tienes un congelador integrado, no olvides descongelarlo al menos una vez al año. El hielo acumulado puede atrapar restos de comida y generar malos olores.
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